sábado, 16 de agosto de 2014

Cultura, ¿una utopía?

protesta biblioteca departamentalDías atrás transitaba por una de las principales avenidas de Cali, la ciudad donde vivo y la tercera cuidad más grande de Colombia. Por un momento me quedé atascado en el tráfico por una protesta que se veía venir desde hacía semanas dadas las informaciones de los medios: la Biblioteca Departamental del Valle del Cauca está al borde del cierre, la principal del suroccidente del país y de la cual dependen la red de bibliotecas de más de cuarenta municipios. En igual situación se encuentran las instituciones Incolballet, el Instituto para la Investigación del Patrimonio Cultural y Natural del Valle del Cauca INCIVA (que maneja varios museos, monumentos históricos, entre otros), el Instituto Departamental de Bellas Artes y la Orquesta Filarmónica de Cali.


Los funcionarios de la gobernación argumentan que simplemente no hay recursos para financiarlos: “lo cierto es que el Departamento ya no genera los recursos de antes. En un hipotético caso de insolvencia, de no poder transferir los recursos, se daría el cierre (de esas entidades culturales).” afirmó la secretaria de hacienda del Departamento, según el diario ElPais.com.co. Es más que obvio y transparente que recursos SÍ hay, sólo que para otras cosas, sean las que sean, y que ésto se trata exclusivamente de falta de voluntad política de la cual han sido partícipes los mismos ciudadanos con sus votos.


Aunque podría pensar que este tipo de fenómenos son propios de países tercermundistas, en esta misma semana me enteré de que en España las bibliotecas públicas pagarán a las sociedades de gestión de derechos de autor por prestar libros y de que en Estados Unidos, en la biblioteca de la Universidad de California, Riverside, comienza a sonar el posible cierre de la Colección Eaton de Ciencia Ficción, la más grande del mundo.


Como gestor cultural a través de la revista literaria Cosmocápsula, me siento monstruosamente indignado y aún mucho más impotente. Muchas veces me he propuesto hacer de este proyecto un medio capaz de retribuir a sus autores económicamente, porque la cultura vale. O bueno, vale para pocos, quienes nos paramos a tratar de detener con las manos el alud de idiotez que se nos viene encima, un alud que cruje con aplausos y gritos de gol.


David Pérez Marulanda



Cultura, ¿una utopía?

No hay comentarios:

Publicar un comentario