lunes, 26 de enero de 2015

"Que se siente" por Rodrigo S. Olivenza



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Revista Cosmocápsula número 12. Enero – Marzo 2015. Cápsulas literarias.


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Que se siente


Rodrigo S. Olivenza



Female Warrior Scene por Frost7 en Deviantart.com. Licencia Creative Commons

Female Warrior Scene por Frost7 en Deviantart.com. Licencia Creative Commons 



Que se siente. Que se siente. ¡Por Dios!


La amazona pasa de largo y se pierde por el estrello pasillo del vagón. Suspiro melancólico. Nunca había conocido a una de las mujeres genéticamente alteradas de Nueva Suecia. Hubiera sido divertido. Hubiera.


Un escalofrío me recorre, no por la sueca, ya olvidada y en el fondo de mi mente, sino por la corriente de aire frío que entra por la parte central del vagón, todavía abierta a los pasajeros que suben por el estrecho anden de la estación de Kandor 20, en el norte helado de Kandor.


¡Qué cojones hacemos aquí!


Ya te digo, esto es el puto culo del universo.


Un par de hombres de negocios, con traje adaptado y un abrigo de calor reducido de última generación se sientan en la fila que se sitúa justo delante de mi asiento. Abren sus burbujas holográficas y se envuelven en un halo de privacidad. Todo en diez segundos.


Su sonido se desvanece, dejando en el eco la última frase de uno de los dos antes de que el halo se cerrase


No sé por qué, pero a mí todo el mundo me quiere.


Resoplo, sonriendo amargamente mientras conecto con un giro de muñeca mi reproductor de música, de momento tan solo en formato auditivo. Saco una manta de mi mochila y me tapo con ella. Los pasajeros siguen entrando y el frío se instala en el vagón lenta pero inexorablemente.


En el clímax de una obra en Si bemol Mayor noto como alguien me da un leve golpe en el hombro. Me giro extrañado. Y vaya giro. Uno de los mejores de mi vida.


Es ella, la amazona. Inmensa, casi dos metros por lo menos. Abrigada con un traje de combate ajustado, botas de camuflaje y un abrigo mimético. Lleva una espada envainada en una mano y con la otra me hace gestos hacia mis oídos.


Ay Dios.


¡Hola! Perdona, estaba con la música. — Le respondo sonriendo a sus gestos.


Ah, no pasa nada, pero…es que este es mi sitio. — Dice sonriendo, ¡sonriendo!, y señalando al asiento al lado del mío, el cual se encuentra prácticamente ocupado por mi manta.


— ¡Sí, sí! La quito ahora mismo. — Replico mientras recojo la manta y la aparto de su asiento, liberándolo para ella.


— Gracias. — Su frialdad parte mi sonrisa. Se sienta, cruza las piernas, encaja la espada en el reposa objetos de la parte trasera del asiento delantero y se recuesta en su propio asiento, ocupando la práctica totalidad del mismo.


Mi frase ingeniosa, ocurrente, mordaz y extremadamente divertida muere en mis labios. La novosueca suspira y con la mano izquierda se hace sonar los huesos de los nudillos y de los dedos de la mano derecha. Uno a uno. Y mientras mira al techo con gesto hastiado.


Puede que, en ocasiones falle estrepitosamente en mis juicios de valor, pero ahora estaba seguro de que acertaba. Mejor callado.


Miro por la ventana, sin ni siquiera dirigirle la mirada hasta que, una vez que todos los pasajeros han entrado en el tren, este se pone en funcionamiento, cada vez más rápido, elevándose hasta una altura de setenta metros y circulando a una velocidad indecente por las vías aéreas. Mejor no sentarse en la ventana si uno tiene vértigo. Pienso mientras me giro hacia mi compañera de viaje, en un vistazo rápido, de refilón y mi expresión facial cambia por completo.


Enarco una ceja y sonrío. La novosueca ha sacado, vete tú a saber de dónde, un pequeño libro. Está escribiendo en el mismo y por sus gruñidos, gestos negativos con la cabeza y borrones en el papel puedo ver que no está consiguiendo su objetivo.


Eso no es así.


Su cabeza se vuelve de golpe. Sus ojos incandescentes y llenos de rechazo. De hecho, incluso yo me miro a mí mismo. O lo haría si pudiera. ¿Qué ha sido eso? Las palabras han surgido, automáticamente, de mi boca sin yo quererlo.


¿Perdona? — Me pregunta, su tono acerado.


Lo que buscas es la base de toda composición. — Hago una pausa mientras, asombrada, intercala miradas hacia su papel y hacia mí — ¿Sabes cuál es la tonalidad base? — Añado suavemente. Juguetón.


Claro, es Do Mayor. — Me responde, dubitativa, su elemento gráfico apenas a un par de centímetros del papel.


Pues pon un Do ahí, — le señalo con el dedo, rozando el papel rugoso de la novosueca. — y a partir de ahí cambia la tonalidad y mete…alteraciones accidentales. Con un par bastará.


Parece no darse cuenta de mis palabras, pero tras mirarme asiente y comienza a rehacer el papel, el cual, al cabo de unos instantes luce mucho, mucho mejor. Con un franco asombro levanta la mirada del papel, me mira y, esta vez sí, sonriendo, me pregunta, señalando vagamente por la ventana, dando a entender que estamos en los confines de la Galaxia colonizada.


¿Cómo sabes eso?


Muy fácil. — Le sonrío. Satisfecho. — Soy músico.


Guiño un ojo. Concluyo.


Y la música une.



Rodrigo S. Olivenza es un joven autor español. Ha publicado en revistas como Valinor y miNatura. Este es su primer relato para Cosmocápsula.





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Revista Cosmocápsula número 12. Enero – Marzo 2015.



"Que se siente" por Rodrigo S. Olivenza

"Plataforma 391935" por Malena Salazar Maciá



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Revista Cosmocápsula número 12. Enero – Marzo 2015. Cápsulas literarias.


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Plataforma 391935


Malena Salazar Maciá





Ilustración por José Julián Londoño. Derechos reservados. Reproducido con permiso del autor. Portafolio CgsocietyPerfil de Facebook 





Pikos aceleró a fondo y maniobró el æscooter hacia la estación de biodiesel, la cual flotaba en medio del vacío.

Todavía le quedaba mucho camino por recorrer para alcanzar una Plataforma; gigantescas explanadas metálicas, suspendidas en el aire gracias a sus cientos de propulsores especiales, con kilómetros de grosor y otros tantos de superficie. Sin ellas, la vida en el planeta no fuese posible, debido al grado superlativo de contaminación a nivel de suelo. A él en particular, no le gustaba viajar entre Plataformas con algo tan desprotegido como el æscooter de la compañía de entregas. Y menos a una tan distante como la 391935, en cuyo camino apenas existía lugar para comprar píldoras alimenticias. Se lo había hecho notar a su jefe y le pidió una æfurgoneta. El otro, inflexible, le gritó que en el contrato no figuraba la asignación de otro vehículo que no fuese una æscooter para la transportación de paquetes que podrían llevarse bajo el brazo. Pikos no volvió a reclamarle, a sabiendas de que podría marcarle la última advertencia en su Registro, y conseguir trabajo en la Plataforma Ciudad 391505 sería un sueño inalcanzable.


Pikos llegó a la estación con un rugido de turbinas y estudió su entorno. El lugar estaba desierto salvo por el androide encargado, el cual estaba construido en acero remachado, dejando al descubierto partes de su esqueleto mecánico. Pikos condujo el æscooter hasta la bomba de abastecimiento y entregó la tarjeta de carga al androide. Los ojos de éste se tornaron de un verde lumínico y escaneó el documento.


¿Del cinco? ¡Deberían descontinuar estos artefactos! —exclamó con voz casi humana—. El material orgánico del biodiesel cinco no es…


Ya sé de donde salen los culos que cagan para hacer ese biodiesel —le gruñó Pikos, el androide frunció sus cejas metálicas, en señal de desagrado—. Limítate a cumplir con tu programación.


El androide no volvió a emitir parecer. Introdujo la tarjeta en una ranura de la bomba de abastecimiento, conectó la manguera al æscooter y se marchó a la cabina. Al término, Pikos se apresuró en acercarse al borde de la estación para seguir su camino. Sólo entonces reparó en la muchacha.


También estaba en el borde, inclinada al frente como si valorase saltar. Tenía el cabello rojo, revuelto a causa del viento de las alturas. Se mordía un labio con preocupación y se miraba la manilla del Registro en la muñeca derecha. Pikos se le acercó. Tenía debilidad por las pelirrojas.


¿Tu novio no llega a buscarte?


Ella alzó la mirada con espanto. Tenía la cara llena de pecas.


¡No! ¡No me moleste…! —exclamó, luego examinó a Pikos. Él era consciente de ser tan flaco y oscuro como un nanotubo de carbono, pero tampoco era un transgénico mal hecho. Ella pareció calmarse y bajó la cabeza—. Disculpe, estoy nerviosa y yo… ¡Si fuese posible…! Me han asaltado en la Plataforma 391922… y una señora sólo pudo adelantarme hasta aquí… no tengo forma de comunicarme con mi madre, el androide exige un pago por usar el comunicador, pero no tengo bitcoins y… y estoy a medio camino, tengo que llegar pronto a la Plataforma 391935…


¡Qué casualidad! —exclamó Pikos, interrumpiéndola—. Debo hacer una entrega allí. Hay otro espacio en la æscooter, puedo llevarte.


Ella lució recelosa. Sometió a Pikos a una evaluación visual una y otra vez hasta reconocer, que él era su única oportunidad. Pronto el æscooter abandonó la estación y se internó en las millas vacías que separaban una Plataforma de otra. Pikos intentó conversar con la muchacha, pero sólo obtenía silencio por respuesta, salvo para pedirle que fuese más rápido. Pikos intentó complacerla, pero pronto el æscooter dio sacudidas en protesta por el sobreesfuerzo y temió que los dejase caer. A la muchacha no parecía importarle. De alguna forma estaba obsesionada con llegar rápido a la Plataforma 391935, así que cuando arribaron, supuso un alivio para los tres: ella, Pikos, y la æscooter.


La Plataforma 391935 tenía las dimensiones de una Plataforma Ciudad. A Pikos le sorprendió encontrar algo así tan apartado. Las Plataformas Ciudad normalmente, formaban congregaciones que abarcaban millas. Aun así no ocupó mucho su mente con el detalle; las Plataformas podían desplazarse libremente por el espacio aéreo siempre y cuando no amenazasen el desarrollo de otras.


Nada más descender a un estacionamiento general, la muchacha saltó rápido del vehículo y Pikos la retuvo por un brazo.


¡Al menos dime tu nombre! —pidió todo lo amistoso que pudo.


¡Pomona! —le dijo ella y se alejó a toda prisa. Sin embargo, antes de abandonar el área, se detuvo y gritó algo más—: ¡y no pases la noche aquí!


Pikos sintió un pinchazo de curiosidad. Precisamente tenía la idea de pernoctar en el lugar. Le había tomado mucho tiempo llegar allí, la tarde comenzaba a morir y no era seguro aventurarse fuera de una Plataforma con un vehículo traicionero. Intrigado, no bajó de la æscooter, sino que le activó el modo terrestre y abandonó el estacionamiento tras la joven. En la calle, alcanzó a ver a Pomona abordar un terrabus. Cuando Pikos estaba a punto de alcanzarlo, el transporte se puso en marcha y superó la velocidad de la æscooter. Aun así, Pikos no cejó en su empeño de interrogarla. Más que el misticismo de la joven y su injustificada prisa por arribar a la Plataforma 391935, le intrigaba la advertencia; no pases la noche aquí. ¿A qué se refería? Si quería deshacerse de la duda, era necesario confrontar a Pomona.


En el recorrido detrás del terrabus, Pikos no vio nada extraordinario: casas con materiales de primera, las calles impecables, tiendas, servicios, publicidad holográfica e incluso interactiva; nada que no se encontrase en una Plataforma Ciudad. Aunque sí le extrañó no ver hombres, sólo mujeres. No importaba a dónde o qué mirase, el lugar estaba poblado por ellas. Niñas, adolescentes, jóvenes, adultas, ancianas… Atendían los negocios, paseaban… incluido el terrabus donde iba Pomona, ocupado por féminas.


Incluso las patrullas de droides tenían fisionomía femenina y de forma sorprendente, eran tan variadas en curvas y tamaños como las de carne y hueso. Pikos distinguió un par con aspecto atlético, cinco que no debían superar el metro sesenta, tres rechonchas e incluso, una que de tener órganos y piel, podría ser una reina puta. Una puta de acero; pensó Pikos y se rió para sus adentros. En la Plataforma donde nació, importaba poco si las putas eran de metal o de carne. Por un par de bitcoins, permitían hasta que las desmembrasen y vendiesen al mercado negro.


El terrabus se alejó del bullicio y se encaminó lejos, hacia la periferia. Pikos se alegraba de haber abastecido la æscooter en aquella estación. Alcanzaron un distrito con casas idénticas, de aspecto espacioso e iluminado. Tenían jardines de terraformación avanzada. Un detalle lujoso en una Plataforma Ciudad. Otra patrulla de droides los cruzó al torcer una entrecalle. Las mujeres mecánicas se detuvieron y lo escudriñaron con sus ojos de luz. Pero duró unos pocos segundos, porque acto seguido, dieron media vuelta y continuaron su ronda.


El terrabus se detuvo frente a una de las casas, en cuyo jardín se encontraba una mujer madura que lucía ansiosa. Pikos vio a Pomona bajar del transporte y correr a los brazos de la mujer. Ambas tenían el mismo cabello pelirrojo, así que asumió que era su madre. Detuvo el æscooter casi a medio camino de alcanzar la casa y se les acercó con paso decidido, mas ellas no tardaron en localizarlo y espantadas, echaron a correr hacia la vivienda.


Pikos alargó las zancadas y logró aferrar a Pomona antes de que llegase a la puerta.


Es de mala educación dejar a alguien plantado —le espetó. Al echar una ojeada alrededor, se percató de que todas las casas vecinas tenían activo el sistema de seguridad; las puertas selladas con placas de acero, las ventanas herméticas. El silencio era absoluto—. ¿Qué diablos sucede aquí?


¡No es nada, nada! —gimió Pomona. Intentaba zafarse de Pikos con desesperación—. ¡No pases la noche aquí… vete…!


¿Por qué me dices eso… qué…?


Sujeto no identificado en el distrito treinta y siete, calle cinco, línea diez, vivienda diez cuatro cero —anunció una voz robótica—. Detectada agresión contra habitante diecisiete dieciséis trece dieciséis catorce uno…


Pikos soltó a la muchacha con precipitación. Mientras observaba azorado a los droides que lo vigilaban con estrechez, Pomona aprovechó para refugiarse en su casa. A los segundos siguientes, rejas metálicas cubrieron las puertas y ventanas. Pikos alzó las manos en señal de rendición y con lentitud, abandonó el portal, con el cuidado de no realizar movimientos bruscos. Los droides siguieron cada uno de sus movimientos, sin realizar ninguna acción. Pikos llegó a la æscooter y una vez encendida, aceleró hasta alcanzar el final de la calle.


Le llevó varios minutos deshacerse de la paranoia de ser perseguido por droides femeninos. Vigiló las cámaras traseras por casi una hora; tiempo que empleó en localizar la vivienda donde debía hacer la entrega, de forma coincidente, en el mismo distrito de Pomona. Allí también sólo habitaban mujeres, quienes no abandonaron la casa. Le indicaron dejar el paquete en el suelo y marcharse lo antes posible. Pikos obedeció, más confundido e intrigado que antes, ¿qué rayos sucedía en aquella Plataforma?


La noche lo alcanzó cuando atravesaba el distrito. Pensó en abandonar el lugar cuanto antes, pero también en que podría chocar en la oscuridad y precipitarse al vacío. Los faroles de la æscooter no servían. En un destello de arrojo, tomó la ruta a casa de Pomona. Se percató de que ya todas las casas estaban libres de protección, así que se dirigió al garaje. No supo por qué prefirió entrar por allí. Quizás porque no quería ser visto por nadie, y menos por droides. Sólo deseaba un lugar para dormir.


Agradeció que la puerta de alguna forma, estuviese abierta. Una vez adentro, escondió el vehículo como pudo a la sombra de un terramóvil. Cuando Pikos masticaba una píldora alimenticia, acurrucado junto a su æscooter, escuchó el sonido de algo pesado caer.


Al inicio no se movió, cauteloso, luego percibió que la puerta del garaje que conducía al interior de la casa, estaba sellada por una plancha de acero. Asustado, corrió a la salida e intentó levantar la puerta. En el notificador surgió un campo para introducir una contraseña de candado electrónico, y supo que estaba atrapado.


No deberían encontrarte aquí —dijo una voz de mujer por algún altavoz ubicado en el garaje—. Considéralo… considéralo devolverte el favor… sólo… vete al amanecer… y no regreses aquí… no regreses…


¿Pomona? —Pikos buscó la fuente del sonido, sin éxito—. ¿Por qué me encierras, quiénes me buscan…? ¡No tengo ninguna advertencia, los droides no emitieron ninguna orden…! ¡Pomona!


Pikos desistió tras largos minutos de silencio por parte de su interlocutora. Estaba tan nervioso que no podía dormir. No comprendía nada de aquella Plataforma donde sólo habitaban mujeres. Le fue imposible pensar en algo más. La somnolencia repentina lo fulminó. Apenas podía mantener los ojos abiertos por cinco segundos. El aire era denso y dulzón, lo embriagaba como un pops acabado de fumar… Pikos se tambaleó sin control y se desplomó encima del terramóvil. En medio de su delirio, casi jura que algo destrozaba la puerta del garaje. Después, perdió la conciencia.


Pikos entreabrió los ojos, pero sólo vio una luz cegadora que lo hizo arrugar la cara. ¿Estoy muerto?; se preguntó, no… no es posible… siento… mi cuerpo… mis… ¿manos?


A duras penas enfocó su brazo, salvo que no era su brazo. El metal sustituía la carne, y sus venas palpitaban a medio envolver por el material aislante de los cables. En su campo de visión pudo notar una bolsa colgada de un perchero metálico. Contenía apenas un hilo de un líquido blanco, como leche… era proveído por una manguera delgada. Al borde del colapso la siguió con la vista, para notar la abertura desde su pecho hasta el bajo vientre, que dejaba expuestos sus órganos, recubiertos también de metal, ¿o se los habían intercambiado por implantes biónicos? Con un escalofrío mezcla de repulsión y horror, localizó de nuevo la manguera. La otra punta estaba enterrada en su pene y succionaba… ¿semen? Al instante descubrió que tampoco era capaz de moverse, ni siquiera podía abrir la boca para expresarse…


¿Te has despertado? No te preocupes, pronto acabará tu tormento…


Pikos vio la sombra que se inclinó sobre él y sintió una oleada inexplicable de terror. Era una mujer por su voz y silueta, no obstante le era imposible definir algún rasgo. De alguna forma, imaginó una sonrisa curvándole los labios, mientras deslizaba unos dedos largos y tibios por su cuello.


¿Quién soy…? —preguntó ella, adivinándole el pensamiento—. Soy tres nueve diecinueve tres cinco… pero tú puedes llamarme Circe.


Pikos quiso gritar cuando ella le apretaba la garganta, ¿o acaso regulaba algo…? Antes de desvanecerse de forma definitiva, comprobó que sí, ella le sonreía.


Pomona no tenía deseos de desayunar. A pesar de las frutas y el pan recién horneado, no le apetecía nada. Su madre regaba los claveles cultivados en la maceta de la ventana. El silencio era tan profundo, que Pomona podía escuchar el sonido del agua resbalar sobre las plantas y embeber la tierra.


No te atormentes —le dijo su madre—. Es cierto, ese hombre evitó que el Registro te matase por permanecer fuera de la Plataforma fuera del tiempo permitido… pero tú le advertiste y fue ignorante y malagradecido… No puedes volverte a descuidar, hija, ella no tendrá piedad, ni siquiera porque mañana es tu inseminación… ¡ah! Si la vista no me engaña… ven aquí un segundo.


Pomona se levantó de mala gana y se asomó a la ventana. Su madre señaló al exterior de la casa y sonrió.


Parece que a tu amigo Pikos, ella lo declaró genéticamente aprovechable. Mira, fue ubicado en la patrulla de tu padre… creo que podrían llevarse bien.


Pomona observó a los droides femeninos desplazarse por la calle. Había uno nuevo; de cuerpo exuberante de puta, construido en metal oscuro, se deslizaba por el asfalto junto al resto de las máquinas. Sus números, plasmados en plata sobre el muslo, eran el diecisiete, nueve, once, dieciséis y veinte.


 



Malena Salazar Maciá (Cuba) Actualmente estudia en la Universidad de la Habana Licenciatura en Derecho en la modalidad a Distancia. Egresada del Taller de formación literaria Onelio Jorge Cardoso, La Habana, Cuba, 2008. Gran premio en la categoría cuento para adultos en los 4tos Juegos Florales, La Habana, Cuba, 2012. Mención en la categoría cuento para adultos en los 5tos Juegos Florales, La Habana, Cuba, 2013. Mención y premio de la popularidad en la categoría cuento fantástico en el concurso Mabuya, La Habana, Cuba, 2013. Mención en el concurso de Ciencia-Ficción, convocado por la revista Juventud Técnica, La Habana, Cuba, 2013. Mención en la categoría de cuento de ciencia ficción, en el concurso

Mabuya, La Habana, Cuba, 2014





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Revista Cosmocápsula número 12. Enero – Marzo 2015.



"Plataforma 391935" por Malena Salazar Maciá

Editorial: "¿Los drones conocen las leyes de Asimov?" por Dixon Acosta


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Revista Cosmocápsula número 12. Enero – Marzo 2015. Editorial.


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Editorial. ¿Los drones conocen las leyes de Asimov?


Dixon Acosta




Leo que los llamados drones, fueron de los más objetos más vendidos durante la navidad del pasado 2014. Se trata de versiones más “domésticas” de los artilugios que fuerzas militares de varios países ya están usando en acciones de vigilancia y ataque, con el fin de no sufrir bajas humanas. El dron sería en español un vehículo aéreo no tripulado y no solo como juego de palabras, puede que en ocasiones pueda convertirse en objeto volador no identificado.


Me sorprende que los drones puedan ser objeto de comercio tan fácil. Quizás es porque para muchos no pasan de ser juguetes a control remoto, como los carritos, barquitos y avioncitos (todo en diminutivo, para no despertar sospechas) que se ven desde hace décadas. Sin embargo, estos nuevos aparatos han probado que son mucho más sofisticados y de mayor alcance. Las posibilidades son ilimitadas y como siempre no se trata del instrumento en sí mismo, sino de quien lo utiliza. No hablaré sobre los accidentes que pueden causar estos dispositivos, que de por sí son un riesgo potencial, sino del uso deliberado de los mismos.


Así como los drones pueden ser usados desde el punto de vista creativo, por ejemplo, ya se ven videos sorprendentes y bellos captados desde los mismos, también pueden ser utilizados para actividades ilegales, como invasión a la privacidad, desde la precoz iniciativa del adolescente que desea espiar a la vecina atractiva hasta ser utilizados en espionaje de todo tipo, pero también para robos y otros delitos como el narcotráfico, pues los dispositivos se convierten en modernas “palomas mensajeras” capaces de llevar no solo cartas de amor, sino cualquier tipo de productos .


Pero el mayor temor, es que los drones domésticos se convierten en un arma al servicio de los terroristas, cualquiera que estos sean. En un mundo cada vez más convulso, paranoico y amenazado por grupos extremistas, no deja de ser contradictorio que haya tanta libertad para comprar y utilizar los drones. Espero equivocarme, pero no extrañaría que un día de estos sepamos de alguna noticia desagradable producto del uso indebido de estos aparatos. Lo que llama la atención es la falta de regulación sobre el uso y abuso de estos dispositivos.


Hace 73 años fueron publicadas las famosas leyes robóticas del profesor Isaac Asimov, que aparecieron en el relato “El círculo vicioso” de 1942, aunque su concepción se remite a análisis y discusiones previas. Como saben los aficionados a la ciencia-ficción, se trata de 3 leyes básicas para preservar a la humanidad de sus creaciones robóticas. Quien las desconozca o desee repasarlas, dejo el link de la enciclopedia virtual Wikipedia:


Tres leyes de la robótica


No estaría de más que los drones tuvieran incorporado un chip o un comando de instrucción con las mencionadas leyes, mientras vuelan libremente por el mundo. Aunque los primeros que protestarían serían los responsables de la industria militar, porque un dron (entendido como vehículo aéreo de combate no tripulado) que no sea capaz de matar, no pasaría de un inofensivo juguete para niños.


Dixon Acosta Medellín


En Twitter: @dixonmedellin



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Revista Cosmocápsula número número 12. Enero – Marzo 2015




Editorial: "¿Los drones conocen las leyes de Asimov?" por Dixon Acosta

Ilustración de portada: Ella por Le Yad

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Revista Cosmocápsula número 12. Enero – Marzo 2015. Arte.


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Imagen de portada


Le Yad



LE YAD (1981)


Editora de arte y diseño de Cosmocápsula. Licenciada en Diseño de la Comunicación Gráfica por la Universidad Autónoma Metropolitana, se ha especializado en el área de la Ilustración con cursos y talleres impartidos por la Academia de San Carlos, CONACULTA, Centro Cultural de España, entre otros.


Enfocada a la ilustración, la plástica y el Discurso visual. Su trabajo ha sido seleccionado en el 2009 por el Museo Mexicano del Diseño en el concurso de cartel “A la muerte con una sonrisa”, en el 2011 seleccionada en el Catalogo de Ilustraciones Infantiles y Juveniles de CONACULTA, mención en el 2012 en el XXIV Concurso de cartel “Invitemos a Leer” de CONACULTA, entre otros.


Además de coleccionar piedras de rio y dibujar día con día, ha participado en exposiciones individuales y colectivas, ha impartido talleres sobre la imagen plástica como transmisor de conceptos y ha fundado su propia marca de productos.


Actualmente es parte del proyecto de Asociación de Ilustradores en México y es directora y fundadora de “Taller de Sueños”, pequeño espacio dedicado a la lectura y ala ilustración.


Blog personal: http://simplemente-yad.blogspot.mx/


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Cosmo-ENE-2015


 



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Revista Cosmocápsula número número 12. Enero – Marzo 2015



Ilustración de portada: Ella por Le Yad

Revista Cosmocápsula número 12. Enero – Marzo 2015

Cosmo-ENE-2015


Fundadores: Antonio Mora Vélez, Dixon Acosta, Juan Diego Gómez Vélez, David Pérez Marulanda.


Comité editorial para este número: David Pérez Marulanda, Diana Paola Lara, Dixon Acosta.


Diseño, ilustración y diagramación: Le Yad, David Pérez Marulanda.


Nota importante: COSMOCÁPSULA no se responsabiliza de las opiniones emitidas en ésta publicación. Lo expresado en cada texto o imagen es responsabilidad única de su respectivo autor.

El logotipo de Cosmocápsula es de © David Pérez Marulanda.
Licencia Creative Commons

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Colombia. 2013



ÍNDICE


(El índice se irá actualizando hasta el mes de marzo, según se publiquen nuevos contenidos)


Ilustración de portada por Le Yad.


Editorial: ¿Los drones conocen las leyes de Asimov? por Dixon Acosta


Plataforma 391935″ por Malena Salazar


Que se siente” por Rodrigo S. Olivenza


Desde la tribuna” por Tito Guillermo Conteras Suárez – [Será publicado el 2 de febrero]


Reseña: “El clon de Borges” de Campo Ricardo Burgos por David Pérez Marulanda – [Será publicada el 6 de febrero]


(El índice se irá actualizando hasta el mes de marzo, según se publiquen nuevos contenidos)



Revista Cosmocápsula número 12. Enero – Marzo 2015

sábado, 24 de enero de 2015

Wokubo, nuevo cortometraje de ciencia ficción




wokubo short film


Wokubo, es un cortometraje de animación hecho por un equipo de artistas colombianos, lanzado el 21 de enero de 2015. En una mezcla de animación 2d y 3d, muestra un futuro distópico en el que el sol se ha apagado. El estilo gráfico me recuerda bastante al del cortometraje Canon Fodder (Carne de cañón) – 1995,  de Katsuhiro Otomo. El audio está en inglés dado que su director, Jorge Jaramillo, reside en los Estados Unidos y se trata de un proyecto para producir en ese país.

 


Creado por los cineastas Jorge Jaramillo y Luis Fernando Mora, Wokubo es una serie animada de ciencia ficción inspirada por la estética dieselpunk e influenciada por el anime y el cine clásico japonés. Desarrollado completamente por artistas colombianos en asociación con 1881 Animation & True3D, este cortometraje fue realizado con el fin de mostrar cómo es el mundo de Wokubo.

Nuestro objetivo es atraer la atención necesaria que eventualmente ayude a desarrollar la serie completa y mostrar que la animación occidental para audiencias adultas no sólo se limita a la comedia.


 








Wokubo, nuevo cortometraje de ciencia ficción

miércoles, 21 de enero de 2015

La foto más grande de la Galaxia de Andrómeda que se ha hecho

Fuente: Nasa

Imagen: Nasa


El 5 de enero de este año, la NASA publicó la noticia de que ha ensamblado imagen más grande jamás lograda de las fotografías del telescopio espacial Hubble. Se trata de una imagen resultante de más de 7000 fotos, con 1.500 millones de pixeles y 4,3 gigabytes de peso, que muestra una porción de 48.000 años luz de la Galaxia de Andrómeda.


En el video a continuación pueden ver una muestra de la fotografía.


Más información y opciones para descargar la imagen en varios tamaños en Nasa.gov



Via scoopwhoop.com



La foto más grande de la Galaxia de Andrómeda que se ha hecho

jueves, 15 de enero de 2015

Artículo sobre literatura colombiana de zombis en revista brasileña

a cor das letras

La revista brasileña A Cor das Letras de la Universidad Estadual de Feira de Santana  acaba de publicar un número especial con todos sus textos dedicados a las literaturas fantásticas en América Latina. Allí aparece un artículo del escritor Campo Ricardo Burgos  sobre el género de los zombis y sobre la novela de zombis “Muérdeme suavemente” del colombiano Fernando Gómez. El link para que se acerquen a curiosear los textos es

miércoles, 14 de enero de 2015

Convocatoria para el taller de escritura creativa "Écheme el cuento" 2015 - Cali

relata_web_7El Banco de la República, el Ministerio de cultura a través del programa RELATA y la Fundación Casa de la lectura, invitan a participar de la convocatoria al sexto ciclo de talleres de escritura creativa que estará abierta hasta el  28 de enero de 2015. Podrán participar personas mayores de 18 años sin importar su grado de escolaridad. El taller tiene una duración de 10 meses y es completamente gratuito.



Conozca todas las bases de la convocatoria en el siguiente enlace:


Convocatoria para el taller de escritura creativa “Écheme el cuento” 2015



Convocatoria para el taller de escritura creativa "Écheme el cuento" 2015 - Cali

Test Post from Revista Cosmocápsula

Test Post from Revista Cosmocápsula http://cosmocapsula.com

martes, 13 de enero de 2015

"On your mark" cortometraje-videoclip de Hayao Miyazaki

on your markOn your mark es un cortometraje de Studio Ghibli que sirve de videoclip a la canción del mismo título, de la banda japonesa Chage & Aska. El video fue creado en 1994, mientras Miyazaki escribía Princesa Mononoke.


Via Mirabilia Libros


http://www.dailymotion.com/video/x1yx4sf_hayao-miyazaki-s-on-your-mark_music


 



"On your mark" cortometraje-videoclip de Hayao Miyazaki

jueves, 8 de enero de 2015

Ciclo de cine de ciencia ficción en Cineclub Raiders

blade runnerEl Cineclub Riders, el cual hace parte del grupo de lectura Riders, de  la ciudad de Cali, realizará en este mes de enero un ciclo de ciencia ficción que cubre obras clásicas y modernas del género.


  • 09 de Enero-The Time Machine (2002) – Simon Wells (96 min)

  • 16 de Enero-Blade Runer (1982) – Ridley Scott (117 min)

  • 23 de Enero-The Matrix (1999) – The Wachowski Brothers (136 min)

  • 30 de Enero-2001: A Space Odyssey (1968) – Stanley Kubrick (160 min)

Las proyecciones se realizarán a las 2.30 pm en el Centro Cultural Comfandi (Calle 8 No 6-23, Cali)


Para más información pueden visitar las páginas en Facebook Cineclub Riders y Club de lectura Riders.



Ciclo de cine de ciencia ficción en Cineclub Raiders

domingo, 4 de enero de 2015

Astronomía en Enero

Pleiades_fs_bigEnero es el momento para observar las maravillas del firmamento a simple vista, con binoculares y telescopios, en los dos hemisferios. En el Norte, Orión, Tauro, las Pleyades, el cúmulo de estrellas del Pesebre en Cancer, Marte en Gemini y la Osa Mayor. En el Sur el Can Mayor, la Nebulosa de Orión, la Gran Nube de Magallanes y la Cruz del Sur. Además el Cometa 2014 Q2 Lovejoy se está observando con binoculares, ahora en la constelación Columba y hacia la constelación Lepus en Enero.


El 2025 será un año de grandes eventos astronómicos. Marquen en sus agendas:


  • El 27 de Septiembre un Eclipse Total de Luna visible en  América.

  • El 1 de Febrero la Misión Dawn orbitará el asteroide Ceres.

  • El 14 de Julio la Misión Nuevos Horizontes sobrevolará a Plutón y a su luna Caronte. Tendremos por fín  el retrato que nos faltaba de la familia, el del hermanito menor, Plutón.

  • El 18 de Marzo los 50 años de la primera caminata espacial por Alexei Leonov.

  • El 14 de Julio los 50 años de las primeras imágenes cercanas de Marte.

  • El 25 de Noviembre los 100 años de la presentación de Albert Einstein de su Teoría General de la  Relatividad.

El XVIII Festival de Astronomía en Villa de Leyva, se realizará el 20, 21 y 22 de Febrero. Luego enviare la programación.


Realicé una investigación sobre el fenómeno celeste posiblemente responsable de la Estrella de Belén. Pueden leerlo en


www.astropuerta.com   -> Sección Texto de la Semana.


Enseguida los eventos del mes.


Les deseo muchos éxitos y mucha astronomía en 2015.


Germán Puerta


www.astropuerta.com.co

@astropuerta

cel 315-3473859

Bogotá, Colombia


1. Principales eventos celestes de Enero de 2015


Sábado 3 – Lluvia de meteoritos de las Quadrantidas


Lunes 5 – Luna llena


Martes 13 – Luna en cuarto menguante


Miércoles 14 – Elongación máxima Este de Mercurio


Viernes 16 – Conjunción de la Luna y Saturno


Martes 20 – Luna nueva


Martes 27 – Luna en cuarto creciente


Jueves 29 – Ocultación de la estrella Aldebaran por la Luna visible en el Norte de Canadá


2. Efemérides efemérides históricas principales de Enero 2015


Jueves1 – 1801: Giusseppe Piazzi descubre el primer asteroide, Ceres


Viernes 2 – 1959: La sonda Lunik 1, primera nave en abandonar la gravedad terrestre


Lunes 5 – 1865: Nace Julio Garavito Armero, astrónomo colombiano. 150 años.


Miércoles 7 – 1610: Galileo descubre a Io, Europa y Callisto, lunas de Júpiter


Jueves 8 – 1942: Nace Stephen Hawking, físico británico


Sábado 10 – 1946: Primer contacto de radar con la Luna


Domingo11 – 1787: Wiliam Herchel descubre a Titania y Oberón, lunas de Urano


Lunes 12 – 1820: Fundación de la Royal Astronomical Society en Inglaterra


Martes 13 – 1610: Galileo descubre a Ganímedes, luna de Júpiter


Miércoles 14 – 2005: La sonda Huygens desciende en Titán, luna de Saturno


Lunes 19 – 1747: Nace Johann Bode, astrónomo alemán


Miércoles 21 – 1792: Nace John Couch Adams, codescubridor del planeta Neptuno


Sábado 24 – La nave Voyager 2 cruza la órbita de Urano


Domingo 25 – 1736: Nace Joseph Louis Lagrange, astrónomo y matemático italo-francés


Martes 27 – 1967: Los astronautas Chaffee, Grissom y White mueren en un accidente en tierra a bordo de la          nave Apolo 1


Miércoles 28 – 1611: Nace Johannes Hevelius, astrónomo alemán


Miércoles 28 – 1986: El transbordador espacial Challenger explota y mueren siete astronautas


Sábado 31 – 1958: Lanzamiento del Explorer 1, primer satélite estadounidense




NOTA: Esta información puede transmitirse libremente



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