lunes, 2 de febrero de 2015

"Desde la tribuna" por Tito Guillermo Conteras Suárez



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Revista Cosmocápsula número 12. Enero – Marzo 2015. Cápsulas literarias.


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Desde la tribuna


Tito Guillermo Conteras Suárez



 






A Leidy Lu, con quien comparto la no pasión por el Fútbol.




Ver fútbol hace unas décadas era divertido. Eso dice mi papá. A mí en todo caso me gusta el de ahora. Como lo conoció mi papá era “movidito”, dice él. Pero con la realidad virtual, la teleholovisión y todo eso que apareció después, la gente ya no iba al fútbol, así que se introdujeron cambios, era de esperarse, se hizo un espectáculo más popular, como el circo en la antigua Roma. Los ganadores además de los goles y los puntos, escogían una terna de futbolistas del equipo contrario y él público decidía quién, de esos tres, debía morir, normalmente en las garras y fauces de un león hambriento que soltaban en la cancha. Un par de guayos hacían mucho en un partido, pero en realidad eran poco útiles frente a un León. En fin, yo lamenté mucho el día que se fue Pelutti, tenía una gran carrera, pero la gente no le perdonó ese autogol en la final del mundial del 34. Recuerdo que el Pelutti sólo pidió una cosa, morir sin la camiseta, quería dejarla como herencia a su hijo. La cosa era a otro precio cuando había empate. Qué épocas románticas en que los técnicos de fútbol no se insultaban en las ruedas de prensa sino que dirimían sus diferencias con un duelo de pistola a 10 pasos, como caballeros. Eran otros tiempos. Hay que admitir eso sí que la cosa se desmadró un poco en algunos países, un día unas barras bravas quemaron un estadio lleno de hinchas de un equipo contrario en un clásico. Cosas así, o como la célebre guerra del penalti, consignada hoy en los libros de historia, en la que se enfrentaron Inglaterra y Argentina. Cobró muchos muertos esa guerra, bárbara. Al final se definió con tiros desde el punto penal. A mí no me tocó, fue unos diez años antes de que yo naciera, pero he visto los videos, carajo, eso era fútbol. En un Buenos Aires medio arrasado por los bombardeos se firmó la rendición británica, en medio del júbilo austral. Después de eso la Fifa prohibió muchas cosas, reglamentó todo, y cuando digo todo es todo. Bueno, no reglamentó, burocratizó todo, comenzando por los hinchas. Todo hincha entra con carnet, pasa por un lector de retina y de huella digital. El balón debe pesarse en una báscula atómica, los recogebolas deben estar entrenados y tener carné de sanidad, la prensa debe ir certificada por el ministerio de defensa nacional. Es cierto que el trámite del partido se demora, pero todo sea por el buen fútbol. Cualquier cambio en la alineación debe ser informado por lo menos con seis meses de anticipación, esto para evitar ventajas de última hora; los cambios especiales, durante el partido deben notificarse en las veinticuatro horas previas al encuentro. Todos los balonpedistas deben pesar lo mismo, es obvio, cualquier diferencia podría ser en detrimento de uno u otro equipo. Ya en el partido, si por ejemplo hay una falta en el área, se debe esperar el peritaje, y si el jugador está simulando le pueden dar hasta doce años de cárcel y una multa de por vida por falsedad, injuria y calumnia. Los jugadores se cuidan mucho de fingir una lesión, incluso si están lesionados de veras. Una vez Romani jugó casi todo el segundo tiempo con la tibia y el peroné rotos, se dieron cuenta cuando los aseadores de los camerinos encontraron astillas de hueso al pie de su casillero. Los tiros de esquina y los penaltis, tienen que ir validados por notario. Los árbitros tienen un chip en su nervio óptico que envía señales a una central remota donde se verifica cada decisión que tomen. Algunos empates se dirimen en juzgado, así que hay una nueva rama del derecho y son los litigantes de fútbol. Se llevan todas las pruebas del caso, entrevistas, videos, testigos oculares, y los testimonios de los jueces de línea que son valiosísimos en estos casos. Sin embargo muchos partidos se han definido por las habilidades de oratoria del abogado de turno. Tengo un amigo jurista que tiene dos copas confederación en su despacho.


Valga decir que todo esto hace que los partidos se demoren días, incluso semanas. Los mundiales de fútbol siguen celebrándose cada cuatro años. Con la diferencia de que durante los cuatro años se juega el mundial y el día de la inauguración del siguiente se proclaman los ganadores del anterior. Sin embargo, aunque la cosa parezca lenta, dinamiza otros sectores de la economía o de la política, por ejemplo, es la época más boyante de las casas de apuestas, hay canales que transmiten veinticuatro horas los juicios de fútbol de todo el mundo, cinco estrellas de fútbol han sido presidentes de diferentes países en los últimos diez años.


Sin embargo mi papá dice que ver fútbol hace unas décadas sí era divertido, que este fútbol de ahora es aburrido, falto de emoción. A mí no me parece.


Autor: Titus



Tito Guillermo Conteras Suárez. Colombiano. Nacido en Pamplona, Norte de Santander, Licenciado en Filosofía de la USTA con especialización en docencia universitaria. Profesor de historia de la Caricatura en la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá y profesor de historia del arte y narrativas de la imagen de la Escuela Nacional de Caricatura. ” Mención Honorífica en el primer concurso de cuento breve “Jorge Salazar”, Perú, Julio de 2010.


Coleccionista, estudioso y lector compulsivo de cómics, sobre los cuales ha dictado talleres y charlas, y ha colaborado con el tema para medios de comunicación como Señal Colombia, City TV y la revista Cambio. Fanático del cine y de la literatura de Ciencia Ficción especialmente de autores como H. G. Wells y Asimov. Escritor y caricaturista en sus tiempos libres ha colaborado para revistas como Huellas, de Medellín, Palabrero Virtual y Antropofagia. Tiene un blog dedicado a Batman: www.batiblogdetito.blogspot.com.





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